jueves, 10 de diciembre de 2009

Congreso: más visitas y menos votos

Estos días de puente recien pasados los informativos de radio y televisión suelen ser más repetitivos de los habitual porque no tienen mucha noticia que dar.

Una de la noticias no-noticias (aquello que ocurre sin que sea noticia) son las jornadas de puertas abiertas en el Congreso de los Diputados. Se peta todos los años. Y no es de extrañar con tanta publicidad que dan los propios medios, con algún regalito que cae y con el añadido de que es "algo contable y fotografiable", de esas cosas con las que la gente aparenta y repite cada año cuando vuelve a salir la notica en la tele. "Nosotros estuvimos el año pasado, qué frio. Pero había que ir". No es un afán de conocer, si no de estar en donde está el centro de las cosas, donde se hacen cosas con cámaras de testigos. Unas jornadas de puertas abiertas en la Biblioteca del barrio (bastante más útil) o ni siquiera al Senado no se petan ni pagando. "¿Ir a que te enseñen la biblioteca? ¡Con el frio que hace!"

Lo de las jornadas de puertas abiertas para que el pueblo llano se ilusione y deambule en el Congrelo suele ir salpicado de discursitos huecos pero relindos sobre el propio Congreso y su función. "La casa del pueblo", "el lugar donde se ejercen las libertades" cuando no el inefable "la fiesta de la democracia"y un largo y aburrido etcétera.

Lo de casa de pueblo queda hiriente si hacemos una comparativa sociológica entre los/as diputados/as y el resto de la población. En su inmensa mayoría gente con título (uno o varios) universitario, con rentas altas (aparte de los ingresos como parlamentario/a), con décadas de cargos públicos, accionistas, y hombres. No se parecen nada a ese pueblo que juguetea una vez al año por sus asientos.

Tan chistoso como lo de la representación popular es lo de la "Casa de la Libertad". Queda bonito si uno no se acuerda que en ese mismo sitio se reunían las Cortes franquistas y es donde se siguen aprobando leyes injustas y homicidas. Privilegios fiscales, ilegalizaciones, censura en los medios, recortes sociales y laborales, leyes contra los derechos humanos de los inmigrantes o la simple inmunidad judicial de los propios parlamentarios son fruto de esa Casa de la Libertad en los últimos años.
Un buen ejemplo del ambiente de libertad fue el placaje inmediato que sufrió una chica en una de las visitas de esos días cuando sacó un cartelín de apoyo a Aminatou Haidar.

Suena surrealista este fetichismo con el Congreso y los centros de poder cuando cada vez va menos gente a votar. Tendrán que hacer visitas guiadas a los colegios electorales, y regalar algo.



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