domingo, 9 de agosto de 2009

Teatro. Tito Andronico


Los de Animalario se atreven con una obra clásica de Shakespeare, Tito Andrónico. Un texto sobre la violencia y el Poder. Pero se trata de una violencia inhumana, que busca el sufrimiento más allá del asesinato, la violación o humillación. Un texto realmente duro.
Y el personaje de Tito Andrónico es, en medio de la jungla de asesinos luchando por el poder, una pieza más de ese Poder. Siempre ha sido una pieza al servicio del Emperador ofreciendo toda su violencia ciega dirigiendo a los soldados romanos. Y cuando Tito se encuentra con dudas de a quien obdedecer cada como una pieza inutil, sin decisión, humillado y utilizado.

Lo dicho: la obra es dura, y además larga: tres horas con un descanso.
Como siempre los de Animalario crean una ambiente y una mística que te atrapa y te mete en la obra de golpe. En este montaje ni si quiera hay escenario, solamente una plataforma donde suben y actuan. Es una plataforma circular y giratoria que a medida que aumenta la violencia gira.
Además el sitio, el Matadero, ya va preparando al espectador para la crudeza de la obra.

No es de las que más me han gustado de Animalario. Parece que se nota que no es su texto, aunque en Marat-Sade lo bordaron. Creo que es una representación demasiado gritona. Algunos personajes no tienen matices. Y la duplicación de personajes de algunos actores hace confusas algunas escenas.
Alberto San Juan, que me parece un actor extraño, solo encaja a ratos en el papel principal de Tito Andronico.
Tal vez lo que más me mató la obra fue el descanso, pues la tensión era tan grande en ese momento, que cortar 15 minutos, desconectar despues hacía más dificil meterte en la obra. La segunda parte se me hizo muy lenta y sin avances de narración, salvo la escena final del banquete que resuelven muy bien con aprovechando el movimiento del escenario-plataforma.

Curioso por cierto que otra compañía, La Fura des Baus, también hiciera un montaje en Madrid esta temporada sobre el Poder y la violencia: Boris Gudonov. Poniendo al día la obra y haciendola bastante más abierta y reflexiva.

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